martes, 22 de abril de 2014

15 razones lógicas para creer en la Resurrección


Artículo original de Mark Hart en Lifeteen.com
traducido y adaptado por @Paterabraham.

    Mucha te habrá dicho alguna vez -o tal vez tú mismo lo hayas pensado- que, "en base a la lógica humana", la Resurrección no tiene sentido. 

    Lo primero que tenemos que recordar es que la "lógica humana" no es omnipotente. Dios deja muy claro que "sus caminos no son nuestros caminos, ni sus pensamientos nuestros pensamientos" (Isaías 55:8-9). 
    Lo que es ilógico es pensar que "el hombre" y su "lógica" son el centro del universo. La verdad es que el cristianismo es mucho más razonable y lógico de lo que muchos creen, incluso mucho más que el ateísmo o el agnosticismo.

    Lo segundo que he de decir es que cualquier conversación sobre Dios requerirá cierto grado de fe. Siempre. Si uno no está dispuesto a admitir, con humildad, que no tiene todas las respuestas, entonces la conversación no va a llevar a ninguna parte. La verdad de Dios y el orgullo humano no pueden coexistir; esa es precisamente la naturaleza del pecado: Humildad y Gracia van de la mano; Orgullo y Pecado, también. Cualquier conversación sobre la existencia de Dios o sobre la verdad de la Resurrección de Cristo, requerirá un reconocimiento humilde de que "es posible que Dios exista" y que "no soy Dios."

   Cuando se trata del Domingo de Pascua y la gloriosa verdad de la Resurrección, decir que no hay ninguna lógica, no sólo es ignorante, sino también absurdo. Aquí te dejo 15 datos -lógicos, breves y rápidos- que apuntan a la verdad de la Resurrección. No son exhaustivos ni detallados; son solo pequeñas claves que fortalecen aún más lo que los creyentes-humildes asumen de corazón por la fe:

"Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro,
sellando la piedra y poniendo la guardia."
(Mt 27, 66) 


1. HABÍA UNA TUMBA VACÍA
    De los fundadores de otras "fes" se conservan sus tumbas, o se sabe que sus cenizas fueron esparcidas. No así Jesús. Los estudiosos modernos y directores de cine pueden reclamar lo que quieran en sus documentales y especiales... pero la verdad es que había (y hay) una tumba vacía.

2. LA TUMBA TENÍA UN SELLO 
    La roca del sepulcro fue sellada con arcilla y cuerda: la cuerda cruzaba la roca de acceso y la arcilla la sujetaba. Y sobre la arcilla, como era costumbre, se imprimió un sello romano. Quien rompía el sello, rompía la ley y podía ser condenado a muerte.

3. EN LA TUMBA HABÍA UNA GUARDIA 
   La "guardia romana" estaba formada, al menos, por cuatro soldados -seguramente más- duramente entrenados. Aquellos soldados eran expertos en tortura y combate, no podían ser fácilmente asustados por un grupo de miedosos pescadores y recaudadores de impuestos. Si se hubieran quedado dormidos, o abandonado su puesto, habrían violado la ley y la consecuencia era su propia ejecución.

4. LA TUMBA ESTABA CERRADA POR UNA GRAN ROCA
   La mayoría de los estudiosos (existen numerosas tumbas que conservan una roca circular que servía de puerta) calculan el peso de la piedra en alrededor de 2 toneladas, y probablemente llegaba a los 2 o 2'5 metros de altura. Para mover aquello era necesario todo un equipo, no podía hacerlo sólo uno o dos hombres.

5. HUBO CIENTOS DE APARICIONES POST-RESURRECCIÓN
    A lo largo de seis semanas el resucitado se apareció a una gran variedad de grupos y en diferentes lugares. Llegó a presentarse incluso ante más de 500 personas (1Cor 15, 5), un número enorme de testigos cuyo testimonio, de ser falso, habría sido fácilmente desmentido. Por no mencionar que, aunque a la gente a la que se aparecía no lo reconocía al principio, comían con él, caminaban con Él, hablaban con él, le tocaban... ¡Jesús incluso le preparó el desayuno a los apóstoles! (Jn 21, 9).

6. EL MARTIRIO DE LOS TESTIGOS
   ¿Dejaría alguien sus negocios, carreras, hogares, familias, y creencias religiosas tradicionales, para ir hasta los confines de la tierra y morir de muertes horribles y dolorosas para proteger una gran mentira? Ni uno solo de ellos, mientras era decapitado, o servía de alimento a los leones, o era hervido en aceite, o crucificado boca abajo, o quemado vivo, cambió su historia. Dieron testimonio sin echarse atrás y, durante su martirio, cantaban himnos de confianza y alabanza, proclamando que igual que el Señor había vencido a la muerte, ellos también serían "levantados".

7. AÚN HAY UNA IGLESIA
   Si la resurrección hubiera sido una mentira, habría desaparecido hace siglos. La Iglesia es la institución más grande y antigua -sin comparación- en la historia de la humanidad. Comenzó con los apóstoles en Pentecostés, el año en que Cristo resucitó, y lleva funcionando casi dos mil años. Ha superado imperios, resistido ataques (internos y externos), y ha crecido sin parar a pesar de la pecaminosidad de sus miembros, ya que fue fundada por Cristo mismo, y está guiada y protegida por el Espíritu Santo. La Iglesia, como Cristo, es a la vez humana y divina.

8. JESÚS ANUNCIÓ QUE ASÍ IBA A SUCEDER
   Jesús previno a la gente de lo que iba a ocurrir. No le tomó por sorpresa. Y Él no dijo solo: "Voy a morir" (lo cual, en cierto momento, no era difícil de adivinar), sino también: "voy a resucitar al tercer día." Esos detalles no son ironías, coincidencias o casualidades, son profecías, y una verdadera profecía sólo puede venir de Dios mismo.

9. ESTABA ANUNCIADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
   Siglos antes de Cristo ya estaba escrito que Él mismo nacería y para qué. Hay cientos de profecías sobre el Mesías: lo que diría, haría, cómo viviría, cómo moriría... Se dieron a lo largo de varios siglos a través de personas elegidas por Dios (la mayoría de los cuales nunca se conocieron, por cierto). Isaías, Jeremías, Zacarías, Oseas y Miqueas (por nombrar solo unos pocos) hablaban de la muerte y resurrección de Cristo cientos de años antes de que ocurriera.

10. EL DÍA DE CULTO CAMBIÓ
   Después de la Resurrección, decenas de miles de judíos, de la noche a la mañana, abandonaron la centenaria tradición de celebrar el "día sagrado" de reposo el último día de la semana para pasar a situarlo en el primer día de la semana, el día en que el Señor, el Cristo, venció a la muerte, sellando una nueva y definitiva alianza con Dios.

11. CAMBIARON LAS PRÁCTICAS RITUALES
   Los Judíos siempre habían aprendido (y así lo enseñaban de generación en generación; Dt 6) que debían ofrecer un sacrificio animal una vez al año para expiar sus pecados. Después de la Resurrección, la multitud de judíos conversos de la época, dejó de ofrecer estos sacrificios a Dios.

12. ES ÚNICO ENTRE LAS RELIGIONES DEL MUNDO
   Ningún otro líder religioso, de cualquier categoría, ha afirmado nunca ser Dios, sino solamente Jesús. Ningún otro hizo las cosas que Cristo hizo. Nadie respaldó su "voz religiosa" con la Resurrección. Confucio murió. Lao-tse murió. Buda murió. Mahoma murió. Joseph Smith murió. Cristo resucitó de entre los muertos.

13. EL MENSAJE SE AUTENTIFICA A SÍ MISMO
   Esta prueba se remonta al punto original, a saber: que un corazón humilde está dispuesto e iluminado al mensaje, mientras que uno que exija de manera exclusiva la lógica o la razón no lo está. Un verdadero creyente no necesita de absolutamente todos los hechos y razones para creer en la Resurrección, porque el Espíritu Santo le revela a Cristo, íntima y poderosamente. San Pablo habla de esto en 2 Corintios 4. Corazones ciegos y endurecidos nunca verán a Dios, no hasta que reconozcan que no son él.

14. ESTE FINAL MILAGROSO ENCAJA CON UNA VIDA MILAGROSA
   ¿Buscas lógica? Pues Cristo sanó a ciegos, sordos, mudos, leprosos y paralíticos. Dio de comer a una muchedumbre. Perdonó a los pecadores. Resucitó a muertos. Caminó sobre las aguas y calmó tormentas solo con su voz. El milagro del Viernes Santo es que Él no pidió un milagro. Murió. El milagro del Domingo de Pascua es que Él se levantó de entre los muertos. Era un final lógico, un fin milagroso para una vida milagrosa. ¿Qué más cabe esperar?

15. (Y ÚNICA RESPUESTA QUE REALMENTE NECESITAMOS) JESÚS SIGUE SIENDO LA RESPUESTA 
   El mundo no puede ofrecer ninguna cura para el sufrimiento. El mundo podrá ignorarlo, rechazarlo, debatirlo, bombardearlo, y combatirlo, pero no existe una cura para el sufrimiento fuera de Jesucristo. En Cristo, nuestro sufrimiento tiene sentido y valor. Fuera de Cristo, el sufrimiento es inútil e infructuoso. No existe la fuente de la juventud. No hay ninguna droga milagrosa. No hay cura para la muerte, sino Jesucristo. Lo que sería ilógico es pensar que el Dios de la vida no quiere que vivamos eternamente.

"Conoceréis la verdad, 
y la verdad os hará libres."
(Jn 8, 32) 

   La única razón para pensar que la Resurrección es ilógica es creer que esta vida es la única vida. No pretendo con todo esto generar un debate o discusión. Esto es sólo un rápido recordatorio para todos los cristianos que nos acercamos, de vez en cuando, de una manera demasiado lógica y racionalista (me incluyo) al misterio de la resurrección. Dicho esto, todos los que tendemos a ser demasiado lógicos tal vez necesitemos tomarnos un profundo respiro en la oración y acercarnos de manera nueva a la hermosa verdad y realidad de la Crucifixión y la Resurrección de Cristo.

    "Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Pues bien: si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también nuestra fe; más todavía: resultamos unos falsos testigos de Dios, porque hemos dado testimonio contra él diciendo que ha resucitado a Cristo, a quien no ha resucitado... si es que los muertos no resucitan. 
    Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido... " (1 Cor 15, 12-15 y ss)

    Hermanos y hermanas, gracias a lo que sucedió en aquel Cenáculo, en aquella Cruz, y en aquella Tumba hace casi 2000 años, podemos conocer a Dios Padre íntimamente, caminar con Cristo cada día, y dejarnos guiar por el Espíritu Santo eternamente. Esa es la verdad, y qué verdad más hermosa. (Jn 8, 32)

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